Una vez visto el significado del acrónimo PAS a grandes rasgos, vamos a centrarnos un poquito más en cada una de sus fases ya que esta conducta conforma lo que se llama la valoración inicial de la asistencia en emergencias.
PROTEGER
En
ella debemos autoprotegernos, proteger a la víctima y asegurar y organizar la
zona del suceso para evitar otras complicaciones. Cuando existe contacto entre
la víctima y la persona auxiliadora se pueden transmitir agentes infecciosos
por medio de la sangre, saliva u otras secreciones produciéndose la llamada
infección cruzada. De esta manera, la autoprotección es una medida muy a tener
en cuenta sobretodo si nosotros mismos tenemos heridas o si las heridas de la
víctima son abiertas. Debemos por lo tanto usar guantes,gafas,mascarillas…en el
caso de disponer de ellos. Igualmente debemos ponernos un chaleco reflectante
para no correr riesgos por falta de visibilidad.
En
cuanto a la víctima todos sabemos que ante sucesos de esta índole pierde
calor,de manera que vamos a usar mantas térmicas. Si no contamos con este
material sanitario improvisaremos con abrigos, pañuelos, cartón, etc.
La
zona se suele delimitar según el área de alcance del accidente. La acotación de
realiza mediante círculos, cada uno de los cuales limita una zona:
- Perímetro interno
o de rescate donde se incluye el área de triaje.
- Perímetro medio o
de asistencia donde se establece el puesto médico.
- Perímetro externo
o de apoyo en el que se sitúan las personas ilesas.
ALERTAR
El
aviso se realiza generalmente por vía telefónica al 112. La información que
debemos proporcionar a los profesionales es: en primer lugar nos identificamos;
después contamos lo sucedido y sus consecuencias (si se trata de un accidente
de tráfico informamos sobre los vehículos involucrados) y detallamos la
situación geográfica del incidente así como el número de víctimas y su
gravedad. Hasta que lleguen los servicios de emergencias seguimos las pautas y
consejos que nos son proporcionados por teléfono.
SOCORRER
En
este paso, lo primordial es clasificar a las víctimas según su gravedad. Para
ello utilizamos el triaje, sistema destinado a clasificar a los heridos
mediante procedimientos rápidos y repetitivos en categorías de acuerdo con su
pronóstico vital, con el fin de obtener un orden de prioridades en su
tratamiento. Un triaje debe ser rápido.
A
las víctimas se les colocan unas tarjetas de colores en un lugar visible (nunca
en ropa o calzado) que definen su situación y su grado de prioridad. Así, de
mayor a menor gravedad los colores serían:
- Negro: nula posibilidad de supervivencia.
- Rojo: víctima muy grave e inestable que necesita atención inmediata.
- Amarillo: herido con gravedad moderada que puede esperar una hora a ser atendida.
- Verde: lesionados leves cuya asistencia puede demorarse.
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