¿Os ha picado alguna vez una avispa? Bueno, seguramente no todo el mundo conoce la sensación que se siente cuando te pica uno de estos bichitos, ese dolor punzante y ese picor que se produce cuando el insecto decide incrustar su aguijón en la superficie de nuestro cuerpo, dejando la zona enrojecida e incluso en algunos casos hinchada.
Como probablemente sabréis la boca de estos insectos himenópteros (también abejas, abejorros...) está constituida por un aguijón liso que puede contener o no púas. Cuando con nuestras acciones se sienten amenazados, ocasionan las picaduras.
El protocolo de actuación ante este tipo de pinchazos es muy sencillo pues consiste en la aplicación de compresas de agua fría o de amoniaco sobre la zona. Si el aguijón se queda dentro de la víctima será necesario extraerlo, pero sin tocarlo con la mano y evitando ejercer mucha presión para que el veneno no se inyecte todavía más. También se debe tener en cuenta la importancia de que la víctima no se rasque la zona de lesión para evitar así una respuesta inflamatoria mayor.
Según las estadísticas, aproximadamente el 25% de la población presenta hipersensibilidad al veneno de estos insectos; de esta manera tendremos especial cuidado ante una persona con una picadura de avispa por riesgo a que sea alérgico, ya que en tal caso podrá experimentar anafilaxia, situación de emergencia que necesita de tratamiento inmediato. Una reacción anafiláctica puede en casos extremos provocar shock y desencadenar la muerte.
Entre los signos y síntomas de esta reacción podemos destacar estertores, sibilancias, acumulación de líquido en laringe con riesgo de asfixia, vómitos, diarrea, etc...
Con relación a esto, en el periódico La Voz de Galicia se publicó en su día una noticia sobre un hombre que experimentó una reacción alérgica desencadenada por la picadura de una avispa. Como nos relata dicha noticia el hombre fue trasladado en helicóptero hasta el hospital con espasmos y serios problemas de respiración.
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