11 de noviembre de 2012

APOYO PSICOLÓGICO



En nuestra vida diaria estamos expuestos a muchas situaciones que pueden originar un accidente, una emergencia, una catástrofe o cualquier tipo de daño personal. En cualquiera de estas situaciones puede sufrirse o no un daño físico, determinado por la gravedad del suceso, pero siempre se desencadenará una respuesta psicológica, emocional y social vivida como una amenaza para la salud tanto por parte del accidentado como de las demás personas implicadas.

Esta respuesta se manifiesta como un estado de trastorno, desequilibrio y desorganización pasajera que origina estrés; se basa en la incapacidad de manejo personal, un problema ante el cual los recursos de adaptación y mecanismos de defensa no funcionan. Por lo tanto, no se tiene capacidad para encontrar una solución.

Normalmente se suele asociar los primeros auxilios con accidentes y otras situaciones de carácter urgente pero decir que la salud mental también puede necesitar de esos primeros auxilios. Ante eso, la rapidez y correción de nuestra manera de actuar es importante para evitar complicaciones y graves consecuencias. ¡Aprende cómo prestar este tipo de primeros auxilios porque un buen consejo siempre importa!

Los problemas están a la orden del día y todos en algún momento de nuestra vida nos hemos encontrado en situaciones desagradables e indeseables como la pérdida de un ser querido, fracaso laboral, enfermedades, estrés, problemas económicos…En muchas ocasiones estos problemas nos afectan indirectamente por lo que deberemos prestar los primeros axilios psicológicos y convertirnos en un apoyo emocional para la persona que sufre.

Aún así a la hora de prestar estos cuidados no siempre sabemos qué hacer ni el cómo, por eso os voy a dar unos consejos para que sean efectivos:  



  1. Empatizar con la persona y concentrar toda nuestra atención en ella para que sienta que la escuchamos y nos preocupamos por lo que le ocurre. La invitamos a narrar lo sucedido y sus sentimientos a la vez que comunicamos nuestra aceptación y comprensión con el fin de que se sienta acompañada. Nunca contar nuestra historia, ignorar sus sentimientos, juzgar, reprochar a la persona.
  2. Formular preguntas (qué ocurrió, cómo se siente, qué piensa, qué puede hacer…) y conducir a la persona a una mayor claridad del suceso para prepararse para soluciones inmediatas.
  3. Comenzar a buscar posibles soluciones pero nunca imponerlas, simplemente acompañar a la persona en su razonamiento en busca de soluciones propias.
  4. En caso necesario ayudar a la persona a establecer metas concretas pero no intentar una solución total en el momento ni prometer cosas.
  5. Mantener el interés tras el momento crítico y no asumir que la persona puede hacer todo por sí mismo, ya que la acabamos de ayudar.

A raíz de todo esto podemos decir que la meta de los primeros auxilios psicológicos es restablecer la homeostasis emocional, es decir, el objetivo es auxiliar a la persona a dar pasos concretos hacia el afrontamiento de la crisis.


Aunque los servicios de emergencias siempre se han ocupado de cubrir el daño físico, cada vez es mayor la preocupación por aliviar el psicológico, ya que en nuestra sociedad consideramos y entendemos a la persona como un todo. Dado esto surge la necesidad de preparar en este ámbito a todas aquellas personas que van atender situaciones como las mencionadas con anterioridad (intervinientes en emergencias y catástrofes, apoyo social…).

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