8 de noviembre de 2012

HEMORRAGIAS

El tema que vamos a tratar hoy son las hemorragias. ¿Cuántas veces ha sucedido que tras un accidente de tráfico la víctima es llevada al hospital para hacerle una valoración en la que no se encuentra nada, es mandado a casa porque aparentemente está en buen estado y horas después acude a urgencias a consecuencia de una hemorragia?En la mayoría de estos casos lo que se producen son hemorragias internas incontrolables que culminan en lo peor, la muerte.

Todos sabemos lo que es una hemorragia, coloquialmente conocida como sangrado, por lo tanto vamos a obviar su definición; pero ante todo debemos conocer como se clasifican. Las hemorragias se pueden clasificar atendiendo a distintos criterios: 


El organismo es capaz de soportar la pérdida de un volumen de 500 centímetros cúbicos en un periodo de 30 minutos dado que la médula ósea puede regenerar este volumen en poco tiempo. Si la misma cantidad de sangre se pierde en menos de cuatro minutos la persona entra en shock hipovolémico y su vida corre peligro. Por lo tanto, nuestro objetivo a la hora de prestar auxilio a víctimas con una hemorragia es controlar en la medida de lo posible el sangrado para reducir la cantidad de sangre perdida e intentar evitar el shock.



Un sangrado se puede manifestar de diferentes formas dependiendo de la cantidad de sangre y de la velocidad con que ésta sale de los vasos sanguíneos, además también influyen factores como la edad o la existencia de otras patologías. Así, vamos a sospechar que existe una hemorragia si aparecen: confusión, desorientación, piel pálida y fría, taquicardia con pulso débil, taquipnea, debilidad...

Ahora bien ¿cómo vamos a actuar ante una hemorragia? A grandes rasgos lo que debemos hacer es: 

  • ejercer presión directa sobre la herida sangrante, 
  • elevar el miembro por encima del pecho (en el caso de un brazo o una pierna),
  •  inmovilización del miembro en caso de una fractura que nos impida controlar el sangrado, 
  • compresión arterial no para evitar sino para reducir la salida de sangre, 
  • torniquete como última opción porque puede desencadenar isquemia y necrosis de los tejidos ya que se anula el aporte sanguíneo. Es importante recalcar que en caso de no ser capaces de controlar la hemorragia por medio de otros métodos y tener que recurrir al torniquete, es necesario aflojarlo cada 15 minutos para que circule la sangre.
Deciros que esta es la actuación ante un hemorragia externa dado que si nos encontramos con una persona que está sufriendo un sangrado interno solo podemos, como auxiliadores, adoptar medidas antishock.

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